El alma llora y el corazón muere
"Pudreté".
Esa palabra resonaba firmemente en mi memoria, me carcomía las entrañas y me elevaba al sufrimiento. No habías pronunciado aquella delicada palabra escasa de buenos deseos, no, pero tú mirada había impregnado ese mensaje en mi corazón. "No te amo" eso era lo que tus ojos rezaban alma mia, desgarraste todo mi ser en un instante imperceptible, mataste mis deseos y mis anhelos, pero no importa porque el orgullo me levanta y me acaricia lentamente, me grita que me incorpore, que levante la cabeza.
Lo hago, sigilosamente estoy en una pieza, cierro los puños con frustración y hago todo lo posible por contener las lagrimas que pronto recorreran mi rostro. Sí, me has despreciado y te quiero odiar por tu osadía, pero eso no será posbile jamás, porque en un segundo me doy cuenta que el amor es más fuerte que cualquier odio, porque sé que nunca dejaré de amarte y que jamás lograré odiarte. Quisiera despreciarte, odiarte, matarte, quisiera que no existieras para que yo no tuviera un motivo para vivir y pudiera vivir en las entrañas de la tierra siendo consumida por las larvas asquerosas.
Pero he ganado, he triunfado porque he muerto, pues desde que tu mirada se cruzó con la mia y revelaste el temido mensaje, desde entonces he muerto poco a poco. Entonces mi cuerpo deambula por el mundo sin alma y sin amor, sin temor y sin horror, sin vida, simplemente ya no hay motivos.
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