miércoles, 28 de diciembre de 2011

Lazos rojos—Capítulo 10



No creo en nada
Ni en el fin ni en el principio
No creo en nada
Ni en la tierra ni en las estrellas
No creo en nada
Ni en el día ni en la oscuridad
No creo en nada
Más que en el latido de nuestros corazones
No creo en nada
Cien soles hasta que partamos
No creo en nada
Ni en satanás ni en dios
No creo en nada
Ni en la paz ni en la guerra
No creo en nada 
Más que en lo que somos en verdad 

100 suns // 30 seconds to mars

Capítulo 10
Semblanza escarlata

El agua reflejaba el singular tono oscuro que el cielo tomaba cuando el sol desaparecía de él, era tan oscuro que sólo se podían ver los reflejos de las luces sobre la superficie del rio, unas luces que por momentos parecían  danzar al son de una canción imaginaria. Y embelesado ante el ligero momento de las pequeñas centellas un muchacho era acompañado por otro de más edad y juntos no hacían más que ver aquella hermosa danza.

—Es hermoso ¿no?—dijo el menor.

—Si—le contestó bastante bajo el más alto.

Habían abandonado el restaurante hacía mucho tiempo, y al regresar a la posada donde se hospedaban el muchachito se había quedado mirando al río. Y ahí estaban.

—Se parece a ti—dijo Skandar sin despegar la vista del río, sabía que Jared estaba a su lado, lo sentía.

—¿En serio?—cuestionó el aludido con una sonrisa.

—Sí, el agua es tan oscura como tú cabello y a la vez es tan hermoso que es imposible dejar de mirarlo—le dijo el chico.

—Entonces se parece más a ti—dijo el vampiro aprisionando al muchacho entre sus brazos desde atrás.

— ¿Nunca más me dejarás?—inquirió el menor con las mejillas enrojecidas ligeramente.

—Siempre voy a estar contigo—le susurró.

Skandar sonrió al escuchar aquello, porque aunque el vampiro ya le hubiera asegurado antes que estarían juntos para siempre y le hubiera dicho cuanto lo amaba él seguía teniendo ese recuerdo de cuando lo había abandonado con Penélope y no quería repetir la experiencia.

Entre una sonrisa enternecedora el muchacho más joven se impulsó con las puntas de sus pies para alcanzar a besar a Jared, un beso rápido, lindo y tierno, en seguida el mayor logró ver una risilla nerviosa de Skandar y cómo ocultaba su mirada al girarse para comenzar a caminar, retomando así el camino hacia la posada. Pero fue detenido por una mano sumamente helada que conocía a la perfección.

—Antes de irnos—dijo el de ojos negros— quiero decirte algo— Skandar fijó su mirar en las perlas negras del contrario—. Desde que tengo memoria jamás había sentido esto por nadie—se acercó al de ojos azules— y no me gusta que tengas duda de esto.

—No dudo de ti—replicó el menor—, sólo quiero estar contigo por siempre.

Ante eso Jared no pudo más que sonreír, muy a su manera lograba haberle llegar a su humano lo que sentía, pues aquella mirada enternecida con un brillo especial que resaltaba el profundo amor que sentía en aquellos momentos y que quizás nunca desaparecería hacían más que evidente lo que sentía por Skandar. En aquel momento las palabras sobraban y ellos tan sólo intercambiaron miradas antes de tomarse de las manos y encaminarse de regreso a la posada ignorando todo lo demás, desde el frío de aquella noche hasta la insistente mirada que los había estado observando desde un principio.

—Es de mala educación espiar a los demás—le dijo Bernard a un vampiro rubio.

—Vete a la mierda—le contestó Markus—, esperaba que esos hicieran algo más interesante.

—No se iban a poner a coger en medio de un puente—le dijo el vampiro más grande.

—No, pero algo más oficial—le contestó y comenzó a caminar.

—No esperes que Jared le pida que sea su novio o se case con él—musitó Bernard caminando al lado del otro vampiro—. No seas cursi, nena.

—¡No soy un puta mujer, entiéndelo!—le gritó el menor.

—Ya lo sé, sólo te comportas como una—y esquivó un puñetazo—, aunque ya pegas más como un hombre—esa vez el golpe casi logró asestarse en el lugar indicado.

—Eres un bastardo idiota, hijo de puta—le gritó Markus y caminó tan rápido como su coraje se lo permitía.

—Sólo digo que para ellos es suficiente pasar el resto de sus vidas juntos—dijo el moreno posándose frente al otro vampiro.

—Skandar no tiene una eternidad como Jared—replicó el rubio.

—Y ese asunto eso suyo, no te metas en lo que no te importa—dijo Bernard entendiendo las intenciones ocultas de la ultima oración dicha por el rubio.

lunes, 26 de diciembre de 2011

HBD Jared!


Yo no soy una persona que mantenga el interes en algo o alguien por mucho tiempo, ¿cuánto duran mis autodenominadas "obsesiones"? Quizás un mes, dos meses, un año, siempre tienen tiempo limitado. Actores, guitarristas, escritores, personajes de anime, cantantes, bandas, luchadores, futbolistas, y un sin fin de cosas más, inclusive canciones. Pero todas esas cosas parecieran tener una fecha de cadu ...cidad, el momento en el que digo "ya no me gusta". Y pasa, pasa tanto como con las "amistades" que no lo son en realidad.

Algo muy curioso es que Jared Leto me gusta desde hace mucho tiempo, ¿cuánto? No lo recuerdo, pero si sé que son varios años. Él es quizás la persona que más tiempo me ha interesado, principalmente por su físico lo admito, recuerdo que ya no escucho a Paramore ni a Tokio Hotel y a muchos otros y antes no paraba de escucharlos. Pero con Jared no pasa eso...así que me permito decir "feliz cumpleaños Jared" aunque el jamás se entere de esto, soy consciente de ello y no me importa aunque yo misma critique estas actitudes. Feliz cumpleaños y...joder, ¡mi padre tiene casi tu edad y no está así de bueno!...jajajaa ok ya...No sólo por su físico, que es de infarto, es por sus ojos que me dicen que hay algo especial en ellos, es por esa aura misteriosa que me seduce de alguna forma, es por esa voz que me pone la piel chinita, es por su intensidad, por su misterio, por su pasión, tanto que parecen desgarrantes. Por eso me gusta y es agradablemente mi "obsesión"....así que vamos a la carpeta de imágenes, seleccionamos "girls and boys" de ahí nos vamos a la carpeta de "mis chicos", ignoramos a los "bebos", "Javi" y a "lindos", para seleccionar "sexys", donde Jared Leto tiene su propia carpeta xDD....y que dificil ha sido elegir sólo una u.u

jueves, 22 de diciembre de 2011

Despeinate


El siguiente texto se encuentra circulando en internet pero no tiene una referencia clara, así que con gusto lo comparto con ustedes.

Hoy he aprendido que hay que dejar que la vida te despeine, por eso he decidido disfrutar la vida con mayor intensidad… El mundo está loco… Definitivamente loco… Lo rico, engorda. Lo lindo sale caro. El sol que ilumina tu rostro, te arruga. Y lo realmente bueno de esta vida, te despeina…


- Hacer el amor, despeina.
- Reírte a carcajadas, despeina.
- Viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina.
- Quitarte la ropa, despeina.
- Besar a la persona que amas, despeina.
- Jugar, despeina.
- Cantar hasta que te quedes sin aire, despeina.



Así que cada vez que nos veamos yo voy a estar con el cabello despeinado…
Sin embargo, no tengas duda de que estaré pasando por un momento muy feliz de mi vida.


Es una ley universal: siempre va a estar más despeinada la mujer que elija ir en el primer carrito de la montaña rusa, que la que prefiera no subirse.


Puede ser que me sienta tentada a ser una mujer impecable, peinada y planchadita por dentro y por fuera. El aviso clasificado de este mundo exige buena presencia: Péinate, ponte, sácate, cómprate, corre, adelgaza, camina derechita, ponte seria…
Y quizá debería seguir las instrucciones pero, ¿cuándo me van a dar la orden de ser feliz?


Lo único que realmente importa es que al mirarme al espejo, vea a la mujer que debo ser. Por eso mi recomendación a todas las mujeres:


Entrégate, Come rico, Besa, Abraza, Haz el amor, Enamórate, Relájate, Viaja, Salta, Levántate temprano, Corre, Vuela, Canta, Ponte linda, Ponte cómoda, Admira el paisaje, Disfruta…
…y sobre todo, deja que la vida te despeine…!!!


Lo peor que puede pasarte es que, sonriendo frente al espejo, te tengas que volver a peinar.


miércoles, 21 de diciembre de 2011

No me gusta...


No me gusta ponerme tacones; mi altura me agrada.
No me gusta maquillarme; me gusta tener una mascara menos.
No me gusta dejar de comer para estar flaca; esas son mamadas.
No me gusta reír falsamente por lo que un chico guapo diga; a reírse como es no como debería ser.
No me gusta soñar con casarme con un famoso; quiero enamorarme de verdad.
No me gusta peinarme demasiado; a mi cabello le gusta el natural.
No me gusta ir a fiestas; me gusta una charla íntima donde te pueda conocer mejor.
No me gusta fingir sonrisas "lindas"...porque mi talento actoral se reserva para otras cosas.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Lazos rojos—Capítulo 9


Sé un héroe
mata tu ego
no importa
paquete de mentiras
construye
es todo un

 una nueva base

roba un rostro nuevo
no importa 
todo es para salvarte
Year Zero // 30 Seconds to Mars




Capítulo 9
Verdades de fuego

Siempre le gustó el silencio, era muy agradable esa tranquilidad que trasmitía la carencia de sonidos, por ese motivo había seleccionado esa enorme casa en una de las zonas menos ruidosas de York, además de que dentro de la casa los sonidos parecían perderse. Sí, esa casa era perfecta. Sin embargo, el señor Rosenwald se vio forzado a usar esa hermosa casona como una posada luego de una mala inversión, pero a pesar de eso la tranquilidad era frecuente.

Pero como todo lo bueno termina por acabarse, esa noche vio interrumpido su sueño por unos insistentes golpes en la puerta de la entrada, quiso ignorarlos pero aquello pareció imposible cuando escuchó cómo un jovencillo gritaba desde afuera.

—¡¿Es que nadie piensa abrir?!—gritó el joven. Se escuchaba algo exasperado.

Sin esperanzas de poder dormir con el alboroto que ese molesto chico estaba causando en su propiedad, el señor Rosenwald se levantó con visible disgusto y tras tomar su bata se encaminó a la puerta, no sin antes tomar la escopeta que poseía “por si las dudas” se dijo a si mismo. Y es que a pesar de que se suponía los sonidos lograban desvanecerse apenas cruzaban el umbral de la casa, parecía que esa vez se hacia una enorme excepción.

Con los nervios crispados ante el constante golpeteo que se llevaba la puerta de madera y cuyo eco resonaba en cada rincón por el que el señor Rosenwald cruzara, se acercó a la puerta y tras sacar sus llaves para abrir la puerta y, quizás, darle un buen sermón al mocoso que se atrevía a levantarlo a altas horas de la noche.

—¿Por qué vienes a estas horas de la noche a tocar mi puerta muchacho despreocupado y escandaloso?—dijo el hombre sin detenerse a ver a los que estaban frente a él.

Un muchacho alto y de cabello castaño sostenía la mano de otro chico, mucho más joven, pero de cabellos más claros y ojos azules, puesto que los del otro eran negros. A un lado de estos un muchacho de musculatura intimidante sostenía con ambos brazos a un chico más menudo y rubio quien pataleaba por liberarse de esos dos brazos de hierro que lo sostenían.

—¡Suéltame Bernard!—le dijo el rubio forcejeando.

—¿Quiénes son?—preguntó el viejo sin dejar de lado esa ceja levantada que había aparecido tras examinar a los presentes.

—Discúlpenos—dijo Bernard lo más cordial que pudo sin soltar al rubio.

—¿Usted atiende la posada?—dijo el más pequeño.

—Así es jovencito…

—Queríamos una habitación—musitó el rubio libre de los brazos de Bernard.

—Markus es de mala educación interrumpir a la gente cuando habla…

—¿Me lo dices tú?—le dijo el otro levantando la ceja con incredulidad.

—Ya basta—expresó Jared con tranquilidad pero con algo de pesadez en sus palabras.

—Venimos de Londres y necesitamos unos cuartos—comenzó a hablar—, su posada nos pareció bastante agradable y quisimos ver si sería posible que nos atendiera a estas horas.

—Son las doce de la noche—dijo el hombre.

—Y lamentamos despertarlo tan tarde—comenzó  a hablar Skandar—, lo que pasa es que mi hermano—señaló a Jared—, mis primos y yo tenemos una enfermedad de la piel que no nos permite la exposición al sol, nos salen unas erupciones muy dolorosas y nos da fiebre—comentó el chico recordando su propia enfermedad—. Es algo muy peligroso porque podemos morir si nos exponemos mucho, así que siempre viajamos de noche.

—¿Y llegaron en el tren de las 11?—preguntó el dueño de la posada.

—A las 11:18 porque el tren salió retrasado—corrigió Jared.

—Parece que tengo dos cuartos disponibles, pero les advierto algo—dijo mirando a Markus—, la regla principal es el silencio ¿entendido?

miércoles, 14 de diciembre de 2011

¿Navidad?

Ya viene navidad, esas fechas en donde es todo frío, regalos, comida y convivencia. Esas fechas que yo nunca he disfrutado, y lo digo sin un afán de sonar a una amargada. Justamente en navidad me marcho con mi familia a un pueblo alejado a trabajar, porque mis padres son comerciantes, dejamos nuestra casa y nos pasamos algo así como un mes por aquellas tierras, así que es justo decir que yo nunca he tenido una verdadera navidad  con todas las implicaciones que conlleva.

Yo no espero ansiosa a que lleguen las vacaciones de invierno. No, yo en cambio ruego porque se alarguen pero ¡oh sorpresa! En mi preparatoria se terminó el semestre desde el 28 de Noviembre, así que como se dice vulgarmente "me la pelo". Y quizás no es tan malo, es decir, allá veo a mis padrinos de bautizo, veo a Kundo y a su hermano *¬*, etc, etc...pero...no es lo mismo.

Por una vez quisiera estar en mi casa con mi familia, hacer tamales y pozole, organizar unos intercambios y sobre todo estar en nuestra casa.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Hold On 'Til The Night—Greyson Chance

Bien, tengo poco tiempo para escribir esta entrada porque hoy me iré con mis padres durante unos 4 o 5 días a un pueblo. No quiero ir. Pero dejando eso de lado, hoy me di cuenta de que Greyson Chance tenía un nuevo video y yo así de "No mames wey!!"...si, se me salió mi mexicandad ¿?

Vale, mi padre ha llegado y el cabrón no se pudo esperar más?? sólo me da tiempo de poner el vídeo y listo...CRY


jueves, 8 de diciembre de 2011

Carta a la hija de Peña Nieto

A continuación comparto parte de una carta escrita por Héctor Zagal a Paulina Peña, publicada en Noticias MVS, con la cual concuerdo totalmente:

"No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?

Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no le preocupa el que nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.

¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?

Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!

“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos y quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben comer carbohidratos (tortillas), deben estudiar en salones sin computadoras, deben apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.

Cuando leas estas líneas has el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro?
Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias.

Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?

Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos trabajan desde niños.

Paulina, haz puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: pones en peligro en riesgo el futuro de México."

viernes, 2 de diciembre de 2011

Un sueño loco que no debió suceder

Hoy soñé algo que me dejó mal, en el sentido en que estoy molesta conmigo misma. Estaba en un bosque a un lado del mar, había algunas personas que conozco y que no recuerdo quienes eran, creo que era mi familia y mis compañeros de la preparatoria, estaban sentados en unos troncos en torno a una fogata, entonces llegué a ellos y tomé una piel que estaba segura que era de tigre pero no era así, era más bien una cobija.

Entonces llegaron varios de mi ex compañeros de la secundaria a quitarme la cobija, estaban todos...absolutamente todos. Así que obviamente estaba el chico de quien estuve enamorada, ese que se supone que ya no quiero. Peleamos, lo hicimos como lo hicimos durante 3 años en la secundaria y entre agarrarnos las manos para doblárselas al contrario en una especie de "manita de puerco" hasta quedarnos contra la pared él me ¿abrazó? Por la espalda y yo sentí algo...pareciera como si todavía me gustara....

Quería alejarlo de mí aunque en lo profundo de mi ser sabía que aquello no era del todo cierto, así que me aventé al agua y cuando salí el ya no estaba aferrado a mí.

Lo demás...lo demás no importa mucho y tampoco es como si lo recordara...pero soñar eso con él no me gustó nada, ni siquiera un poco...

lunes, 28 de noviembre de 2011

Lazos rojos— Capítulo 8

Puff por fin el siguiente capítulo de Lazos rojos...debo decir que casi terminé este capítulo el domingo porque hasta el viernes me libré de hacer trabajos, pero ¡por fin el semestre terminó! XDDD vale, que les traigo el cap y debo dejar una advertencia...joder que esto es demasiado WTF?!! Lo leo y me digo "Mi'ja que demonios te fumaste?" Pero no me gusta fumar así que no pude haberlo hecho...por otro lado...debo culpar a Markus, él tiene la culpa...mátenlo a él ¿? Vale que me proyecto demasiado y mi subconsciente le ganó al consciente o no sé...el caso es que cuando menos acordé ya había escrito lo que escribí y me pregunto ¿cómo fui a escribir eso? Y mi ser no me da explicaciones...¬¬ lo intento cambiar y no entran las ideas...así que dije "quizás eso es lo que tenga que ser" y es que a veces mis personajes me manejan a mí, mal hecho señoritos!!! debe ser al revés... ok comienzo a sonar como una desquiciada que necesita una rápida intervención psiquiátrica...quizás es culpa de las dos tazas de chocolate que me he tomado, porque por si no lo saben el chocolate tiene en mí un efecto casi como de droga...wait cómo sé como es el efecto de la droga si nunca la he probado...ok dejemos de lado eso...digamos que tengo un lapsus de hiperactividad que combinado con el frió es fatal...y mejor me callo...o dejo de escribir?? antes de que diga más tonteras.

PD: Aún no hago quien es Nirvana!!! es imperdonable lo sé....pero es que no hallo un personaje de animé que se adapte a lo que quiero T_T

ADVERTENCIA: acá las parejas son de hombres y si no te gusta no lo leas ¬¬ tiene cosas "sangrientas" ...si como no ¬¬ ni que fuera destino final 1, 2, 3 o 4 xDDDD y sobre todo hay gaydad a lo menso...así que lo lees bajo tu riesgo...ah sí, si te enamoras de Markus como Lupis o Yani o yo te jodiste porque MARKUS ES DE BERNARD! ok ya...lo siento...sólo...lean y ya...o no?...si no quieren no?....mierda estoy peor que cuando tomaba ¬¬
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Entonces corro, me escondo y lloro a mi mismo
Comienzo de nuevo con un nuevo nombre
Y ojos que ven en el infinito
Estaba casi allí
Justo un momento lejos de ser poco claro
Alguna vez sientes que te has ido
Entonces corro, me escondo y lloro a mi mismo
Comienzo de nuevo con un nuevo nombre
Y ojos que ven en el infinito
Capricorn // 30 Seconds to Mars




Capítulo 8
El corazón bajo la máscara


Las delgadas hebras de un color café que lograba rozar los límites de un tono dorado  se mecían con singular ritmo, causado por un par de dedos juguetones, que siempre era desplazado cuando  una fuente ventisca que lograba colarse a través de la ventana pues Skandar tenía calor y por eso Jared había accedido a abrirla mientras él se refugiaba de los rayos del sol bajo las cobijas junto con su adorado humano. Ahí, el vampiro aprovechaba para acariciar las tersas mejillas de su adolescente, haciendo que su pulgar hiciera algunos movimientos circulares a la vez que  las yemas de su dedo índice y medio jugueteaban con la barbilla del chico.

—Ya casi anochece ¿no?—preguntó el pequeño despertando gracias a las pequeñas caricias que le otorgaba.

—En unas horas—le contestó el vampiro acariciando con su aliento la oreja.

— ¿Me cuentas una historia?—preguntó el pequeño acercándose más al pecho de Jared.

—Claro, ¿de qué la prefieres?—consultó el mayor mientras se incorporaba un poco.

—No sé, algo diferente—dijo el pequeño al tiempo que usaba sus manos para acercarse al torso de su acompañante—. Que no sea de amor, no de mentiras y tampoco de venganza.

—Eso es difícil—contestó Jared y el otro muchacho sonrió—, casi todas las historias que me sé son de amor, por no decir que son todas.

—Ha de haber una que no lo sea—dijo Skandar en tono juguetón.

—Bien…—musitó el castaño mirando a los ojos azules que se le presentaban, unos ojos que se le antojaban demasiado cautivantes, tanto que podía perderse por toda la eternidad en ellos—. Hace muchos, muchos años—dijo captando la atención del chiquillo, quien de inmediato sonrió y sus ojos brillaron por la emoción que le producía tener lo que había pedido—, hubo un rey muy justo que supo administrar muy bien su reino, así que cuando murió Dios lo llamó a su lado…

— ¿Existe Dios?—preguntó el muchacho interrumpiendo a Jared.

— ¿Tú crees que existe?—replicó el mayor.

—No sé…

—Yo mucho menos pequeño, pero si existen los demonios debe existir su contraparte ¿no?

—Supongo, bueno ¿y qué pasó con el Rey que se murió?—dijo Skandar retomando el interés por la historia.

—El Rey fue llamado por Dios para que le ayudara en una difícil tarea. Le dijo que habiendo sido tan justo en sus actos en la Tierra, le encomendaría el cuidado de la vida y la muerte de los humanos—dijo el castaño viendo como el menor se sentaba a su lado con las rodillas pegadas al pecho—. Luego le ofreció un trono y alrededor del mismo se extendían millares de velas, algunas recién encendidas y otras casi apagadas—entonces el pequeño de ojos azules se imaginó lo relatado por su amado vampiro.

—Debe ser bello poder ver tantas velas encendidas—musitó Skandar.

—Un espectáculo de luces—dijo Jared acercándose al menor—, pero nunca más espectacular que ver el brillo de tus ojos—y dicho eso besó cada uno de los parpados del chico.

No era nada descabellado esperar una reacción como la de Skandar, el cual se sintió completamente avergonzado de esa muestra de cariño y un color carmín tiñó sus mejillas casi al instante en que había bajado su vista para no tener contacto visual con Jared.

—Cada vela que acababa de encenderse era una nueva vida y cada llama que estaba a punto de  extinguirse significaba una vida que tenía que terminar, y él, el Rey, debía ir a la Tierra para recoger sus almas. De esa forma nació la muerte.

Skandar no respondió, apenas había entendido el final de aquella historia, pues aún los besos que Jared le regalaba, aunque fueran en la mejilla, tenían un gran efecto en su persona.

En la habitación contigua, Bernard descansaba sobre la cama, tenía apoyada cabeza sobre el dorso de su brazo derecho mientras que el izquierdo descansaba sobre su torso. El vampiro de cabellos negros mantenía su mirada directamente en el techo dibujando con ella la silueta de su compañero de habitación, quien se encontraba sumergido en la bañera.

—Ese idiota se tarda—susurró fastidiado.

¿Cuánto llevaba bañándose? ¿Una hora? Quizás más.

—Vas a arrugarte como una pasa—dijo Bernard desde la entrada del baño.

— ¡¿Qué demonios haces aquí?!—gritó el rubio abriendo de golpe sus ojos apenas escuchó la voz de su compañero— ¡Lárgate maldito pervertido!—dijo cubriéndose su miembro con las manos.

—Markus no seas tonto—dijo tranquilamente el otro sin inmutarse por los gritos que le proferían—, te he visto ya muchas veces desnudo, te he tocado hasta el último rincón de tu cuerpo—el rubio se sonrojó—. ¿Qué más da si te veo en la tina?

— ¡Lo que sea! ¡Tú te largas ahora mismo!—gritó el aludido visiblemente molesto— ¡No quiero que me veas!

—No tienes idea de cuánto me pone esto—dijo Bernard al oído del otro luego de escabullirse a la tina en apenas una fracción de segundo.

— ¿Q-qué…?—jadeo el otro.

Por fin...Vacaciones!!!

Hace mucho, demasiado tiempo diría yo, que no escribo nada para mi blog. Soy una desobligada. Justo mañana iré a la escuela a recoger calificaciones y termino el semestre, he de decir que estoy muerta de miedo, no literalmente. Me falta un semestre para iniciar la universidad y justo en febrero comienzan las pre-inscripciones en la mayoría de las Universidades....pufff me da pavor.

Ni siquiera sé que estudiaré, hasta hace poco creía que estudiaría medicina pero he declinado esa idea, es decir, ¿yo? ¿de médico? No gracias, creo que no sé tratar a las personas y el ser un médico, o doctor como quieran llamarlo, implica un contacto directo con la gente y sé que no lograría hacerlo, soy demasiado introvertida. Así que de momento creo que estudiaré Químico Farmaco Biologo...pufff amo laboratorio...es añkfblhf bdls xDD....en fin, debo ir a ver la comida así que de momento es todo @.@...bye ¿?

domingo, 13 de noviembre de 2011

Lazos rojos—Capítulo 7


Ambos podíamos ver muy claro,
que el inevitable final estaba cerca.
Hicimos nuestra elección, la prueba de fuego,
la batalla es la única manera de sentirse vivo.
Alibi // 30 seconds  to mars

Capítulo 7
Derrumbarse para renacer

El líquido rojo que emanaba la de la carótida y corría a través de ambas manos caía sobre el suelo formando un pequeño charco de sangre. La sangre del vampiro se mezclaba con la del cazador, pues éste último había sido herido en brazos y piernas y también tenía una herida cerca del estómago. Por su parte, el vampiro tenía el cuello casi separado de su cabeza, un brazo yacía inmovilizado a unos cinco metros de todo el cuerpo; las dos piernas tenían  una bala que les negaba el movimiento y en el estomago una katana negra que le atravesó el cuerpo.

—Séllalo—le dijo Hannibal a Nirvana.

Entonces la líder del grupo de caza vampiros, con el ojos cerrados, pinchó el dedo índice de su mano derecha y con la sangre que salió formó un carácter de escritura japonesa, mismo que se volvió negro apenas la mujer susurró un par de palabras. Justo en el momento en que abrió los ojos el cuerpo del vampiro ardió en llamas.

—Lástima que sólo era uno—dijo Hannibal al tiempo que ponía sus manos entrelazadas por detrás de su cabeza.

—Nunca te comprenderé—le dijo la mujer y comenzó a caminar.

El fuego no dejó más que cenizas que la lluvia nocturna regó a lo largo de las praderas, Nirvana y Hannibal se habían encaminado al cuartel de Manchester por ser el más cercano y habían dejado atrás a otro vampiro abatido. Ese era su trabajo, acabar con esos demonios.

La mujer, de cabellos castaños igual que el muchacho, tenía apenas 20 años cuando se había unido a esa organización. Ella había nacido al sur de Inglaterra, justo en la frontera con Irlanda,  bajo el nombre de Elizabeth, era hija única y huérfana gracias a un borracho que asesino a su padre cuando ella apenas había cumplido los nueve años. Desde muy pequeña Elizabeth fue una chica inteligente y muy despierta, ayudaba siempre en los deberes de su casa y atendía perfectamente los deberes escolares, su mejor amigo era un sobrino de su tía Janet. Ese niño se llamaba James y cuando ambos cumplieron 17 años se comprometieron, se casarían un año después.

El día de su boda era un día que Nirvana jamás olvidaría. Había estado arreglándose desde la mañana, tenía el vestido de su madre y un hermoso tocado plateado con piedras cristalinas que con el sol brillaban de una forma muy atractiva, el maquillaje que su madre le había puesto era conservador pero resaltaba sus ojos al mismo tiempo que sus labios brillaban y resaltaban de todo el cuadro. La boda sería a la una de la tarde y después habría una pequeña comida.

Ella llegó a la iglesia junto con una de una de sus primas y su madre, al llegar a la iglesia se sorprendió de no encontrar a James ahí, no había rastros de él o de sus padres, pasó una media hora y no llegaban. Como mujer decidida que era, Elizabeth recogió el largo de su vestido y se encaminó a la casa de su futuro marido.

—Nada más que lo vea y me va a escuchar—mascullaba la chica luchando contra los talones y el concreto de la calle.

Entró en la casa, su madre se había quedado atrás muchas cuadras atrás. La puerta estaba entreabierta, dentro de la casa reinaba  un silencio extraño y por alguna razón Elizabeth tenía una rara sensación que le erizaba los bellos del cuerpo.

— ¡Jimmy!—gritó la chica—. James no estoy jugando—repitió la muchacha ahora con un tono de voz más modulado.

No obtuvo ninguna respuesta, entonces avanzó hasta la cocina y ahí encontró algo que nunca olvidaría. James estaba boca abajo tirado en medio de aquella habitación con un charco de sangre debajo de él, la sangre había salpicado las paredes y los aparatos que había en la cocina. La chica dobló su cuerpo al sentir como si la estuvieran apuñalando, el aire no parecía llegarle a los pulmones y el agua proveniente de sus ojos comenzó a surgir. Se arrastró con las rodillas hasta su novio y le dio la vuelta, el muchacho tenía los ojos abiertos mirando a la nada, la boca estaba también abierta y en el cuello tenía unas incisiones pequeñas cerca de la carótida  de las que ya no emanaba sangre, sino que ésta se estaba coagulando.

El grito de horror se quedó ahogado en su garganta junto con las ganas de reprimir las lagrimas, tan sólo se limitó a abrazar el cuerpo que yacía empapado en su propia sangre. Quería que todo aquello no fuera más que una terrible pesadilla, la cual se desvanecería en cualquier momento y ella tendría su vida como antes, pensaba que era sólo neblina que cubría sus sentidos y que si lograba concentrarse despertaría de la aterradora fantasía, pero también sentía como a medida que el tiempo transcurría el calor que emanaba del cuerpo de su amado disminuía sin remordimientos. Ya estaba muerto y nada lo volvería a la vida, pero eso era algo que Elizabeth no estaba en condiciones de aceptar o siquiera asimilar.

Alguien trato de separarla del cuerpo inerte que aferraba contra su pecho, pero ella continuaba ciñéndolo entre sus brazos mientras susurraba ligeras frases de desesperación y profundo amor que se perdían entre los sollozos y las pláticas de las personas  que la rodeaban.

—Hijita déjalo—le pidió su madre poniendo su mano sobre el hombro de la chica.

— ¡No!—le gritó la chica con una gran ira en la mirada y con fiereza en sus movimientos. Estrechando con más fuerza a James.

lunes, 31 de octubre de 2011

Lazos rojos— Capítulo 6


Esto es una aproximación a como serían Amy, Joseph, Hannibal, Anhaya y Joel....falta Nirvana, pero aún no la termino de editar, así que por lo pronto les dejo al resto.












Se siente como que no hubiéramos vivido?
Se ve como que solo hemos empezado?
Se siente como que no hubiéramos vivido?
Se ve como que solo hemos empezado?
Está solo comenzando
R-Evelove 30 // seconds to mars 


Capítulo 6 
Sin señales de advertencia

Muy poca luz lograba filtrarse dentro del recinto, afuera el firmamento caprichoso  se empeñaba en mostrar sus adornos luminosos en aquel momento del día como todos los anteriores. Dentro de la Iglesia de St. Helen Bishopgate una silueta humana apenas se distinguía entre las sombras que curvaban aquel lugar, con la vista fija en los arcos góticos que dotaban de belleza a esa Iglesia un joven más adulto que el otro había dirigido su mano a uno de sus bolsillos para tomar su cajetilla de cigarros.

—No fumes aquí—dijo el menor.

—No me molestes—le contestó su compañero aspirando su cigarro—, es relajante hacerlo, velo como un premio o algo así.

— ¿Un premio por matar un vampiro? Estás tocado—le contestó el chico con los puños dentro de sus bolsillos—, en todo caso el premio también sería mío.

El mayor, que tendría más de veinte años, se acercó al muchacho y le propinó una bofetada que resonó impulsada por la acústica. A Hannibal no le había agradado en lo más mínimo las últimas palabras del muchacho, como si él no hubiera hecho nada, cuando la realidad era que el mayor podría aniquilar a cualquier enemigo que se le presentara, o por lo menos eso pensaba él.

Entonces Joel envolvió su mirada con odio ante las acciones de su compañero y alzó el puño contra su hígado para golpearle pero Hannibal era más rápido y logró esquivar el golpe, tomó la muñeca del muchacho y la giró para torcérsela y que quedara de espaldas a él. Pero el hombre de más edad no dejó las cosas así, empujó al muchacho contra la pared antes de que Joel lograra conectar una patada hacía atrás haciendo que se diera de lleno contra un muro. El siguiente movimiento que el muchacho logró llevar a cabo fue desenfundar la pistola que llevaba cerca del coxis entre el pantalón y su cuerpo. Una bala salió disparada y se incrustó justo en el respaldo de una banca de madera, pues Hannibal había esquivado con maestría el proyectil.

— ¡Ustedes dos, paren ahora!—gritó alguien con voz femenina.

Ambos hombres voltearon hacia la entrada en cuanto escucharon la voz, la pistola de Joel fue bajada al instante por él mismo y entonces despegó la vista de las personas que recién habían llegado.

Justo en la entrada había cuatro personas que observaban reprobatoriamente la escena que los otros dos habían montado. La primera era una joven pelirroja de piel muy blanca, aunque lo que más llamaba la atención eran sus ojos de un verde muy intenso y el aura melancólica que la envolvía en algunas ocasiones. A su lado se encontraba Amy, una chica de trece años que llevaba poco tiempo en el grupo, era la más callada y analítica del equipo; por otra parte estaba Nirvana, la mujer de más edad, que se caracterizaba por utilizar un vestuario que dejaba poco a la imaginación, además de una actitud despreocupada aunque por momentos se volvía una tirana perfeccionista. Y por último, Joshep, un joven de cabello castaño que tenía la manía de quitarse la cutícula de las uñas con los dientes.

—Uno no los puede dejar unos minutos solos porque  terminan matándose—dijo Anhaya, mientras acomodaba su fleco pelirrojo.

— ¡Fue culpa de Hannibal!—gritó el muchacho de cabellos rojos como sangre.

—Dices lo mismo siempre—intervino el joven que venía con las mujeres.

—No hay excusas, sólo espero que hayan limpiado cualquier cosa sospechosa—dijo la mujer más grande—, tengo ganas de dormir.

—Siempre duermes—le replicó Joel.

— ¿Tú quieres un castigo memorable?—dijo Nirvana.

—Hermano calla de una buena vez—le reprendió Anhaya.

— ¿La estupidez viene en paquete con la edad?—dijo Amy con la seriedad que la caracterizaba.

—Vámonos—dijo Nirvana seriamente—, ¡comiencen a caminar  holgazanes!

— ¿Acaso no es ella más floja que nosotros?—le susurró Joseph a Joel.

— ¡Ustedes dos cállense o les patearé el trasero!—gritó nuevamente la líder.

jueves, 20 de octubre de 2011

Prohibido enamorarse — Capítulo 21


Podemos ser sinceros
Al abrir el corazón
Podemos ser amenos
Al escuchar a la razón

Capitulo 21
Mediodía de un vínculo

Entre mis dedos acariciaba una rasta dorada de la cabellera de mi novio, mis dedos recorrían una pequeña extensión de esos cabellos y luego la soltaban para tomar un más. Con mi otra mano me sostenía para quedar más arriba que Tom, pues mi novio estaba recostado en un sofá junto conmigo, pero desde mi posición yo lograba contemplar su perfil de buena forma y mientras lo hacía pequeños suspiros salían de mis labios.

—Despierta—le dije al oído a mi novio y después le di un beso en la mejilla.

Tom comenzó a removerse mientras apretaba sus músculos y se estiraba, al mismo tiempo que movía su boca de forma graciosa. Me acerqué a su rostro mientras mi mano acariciaba su mejilla, entonces acerqué mi boca a la suya y sellé nuestros labios en un beso. En ese momento una de sus manos acarició levemente mi rostro a lo largo de la mandíbula, estaba despertando y una sonrisa adornaba su cara, sus ojos brillaban de una forma que lograba hipnotizarme y volví a besarlo.

—¿Qué hora es?—me preguntó mientras se tallaba un ojo con la muñeca.

—Casi las ocho—le dije despacio.

—Me van a matar—susurró al mismo tiempo que giraba su cuerpo para quedar frente a mí.

—A mí también—le dije al oído.

—Pero no me quiero ir—me dijo mientras acomodaba su cabeza sobre mi pecho.

Acaricié sus rastas superficialmente sintiendo el calido aliento sobre mi pecho, además su aroma me llegaba firmemente y no podía evitar sonreír pues tenía entre mis brazos al chico que tanto amaba. Poco a poco, a medida que el tiempo transcurría, Tom se fue tranquilizando más y se separó de mi para verme al rostro, ambos sabíamos que la hora de irse estaba próxima.

—¿Por qué esto no puede ser eterno?—me preguntó mi novio mirándome anhelante.

—Podemos tener muchos momentos así—le dije antes de besar dulcemente sus labios.

La radiante sonrisa que tanto me fascinaba apareció en el rostro de mi Tom, se veía tan lindo que recordar su cara luego de llorar provocaba cierta molestia en mi, pero todo eso se había quedado atrás y mi novio me había perdonado. En ese momento la lengua de Tom jugó con su piercing y me quedé viendo ese detalle de la boca de Tom, con el tiempo me había acostumbrado a sentir ese metal cuando nos besábamos. Estiré mi mano y con mi dedo toqué la pieza metálica.

—Tu piercing—Tom me miró extrañado— ¿Por qué te lo hiciste si a ti no te gustan esas cosas?

— ¿Ah?

Mi sorpresiva pregunta había dejado desconcertado a Tom, quien me veía sin comprender bien a que me refería, después de todo no era muy normal que preguntara esas cosas, pero desde que había visto a Tom con esa perforación me había cuestionado acerca del motivo que lo llevaría a hacer eso sí según su hermana le tenía miedo a ese tipo de cosas. Entonces noté que Tom mordía su labio y miraba hacia abajo sin ánimos de verme a los ojos.

—¿Recuerdas cuando Ahren y Edwin te golpearon?—me preguntó con voz chiquita.

—Sí—le respondí recordando como esos cobardes me habían golpeado sin darme oportunidad de defenderme estando yo en desventaja numérica— …pues por eso.

— ¿Por qué esos me pegaron?—pregunté sobresaltándome un poco, esa respuesta me confundía más.

—No—dijo al tiempo que meneaba su cabeza en forma negativa—, justo aquí te pegaron—dijo poniendo la mano sobre el piercing.

—¿Fue por eso?—inquirí confundido por su respuesta.

—No—me dijo suavemente—, quería recordar que no fui capaz de defenderte, quería tener ese momento presente porque tú eras especial sin que me diera cuenta. En realidad no sé bien porque lo hice…

—¿Fue por mi?—dije aún sin creerlo.