sábado, 26 de febrero de 2011

Mi cielo sin estrellas

La siguiente historia tiene un contenido homosexual, incluye un poco de necrofilia, es un mundo apocalíptico futurista y contiene una escena sexual explicita. Si eres menor de edad te recomiendo que no la leas, si eres alguien sensible y te impacta lo descrito anteriormente abstente de seguir leyendo. 


PD: la historia es completamente de mi autoria, si la toman sin permiso los perseguiré y les cortaré las gónadas ok.
PD2: Si no sabes que es gónada  ve y googlea un poco please
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El fuego había consumido la mayor parte de mi casa, dentro de ella estaba mi madre gritando desesperadamente mientras moría, debía dolerle mucho. Me giré dándole la espalda a esa escena perturbadora para poder ver a Yurius a los ojos porque quería saber que era lo que él sentía en ese momento, sus ojos estaban completamente abiertos y algo salidos, sus labios temblaban y su boca se encontraba abierta y probablemente seca. Me acerqué a él y lo abracé con fuerza, sus brazos me correspondieron y comenzó a llorar. Después mi llanto lo acompañó silenciosamente.

Mi casa no era la única que se incendiaba, también lo hacían las de todo el piso y otro dos más porque una fuga de gas producto del último temblor había causado una gran explosión en los pisos intermedios de ese edificio del complejo familiar. Gritos y llantos, eso se oía por doquier.

Acosté a Yurius en su cama y esperé a que su hermanita llegara para que durmiera con nosotros, su madre debía llegar más tarde con algo de comida si es que lograba encontrar algo. Abracé a mi amigo en su cama para que dejara de llorar, era un niño sensible y yo tenía que ser fuerte por los dos porque era el mayor. A Yurius lo había conocido cuando tenía cuatro años y desde el comienzo nos hicimos buenos amigos, al grado de que seis años después seguíamos siendo inseparables. Los gritos eran nuestra canción de cuna y el cielo teñido de rojo por la contaminación y las luces de la ciudad era nuestro consuelo. No conocía esas cosas llamadas estrellas.

Al día siguiente me desperté primero que mi amigo y salí a ver si su madre había vuelto pero no era así, su cama intacta y no se encontraba en ninguna parte, lo primero que pensé fue que había muerto de alguna forma pero quise ser positivo y pensar en algo más que en malas noticias. Mi padre había muerto en los primeros ataques a nuestra ciudad atravesado por un pedazo de lamina puntiaguda y mi madre apenas había muerto calcinada el día anterior, por lo que concernía a la familia de Yurius su hermano había desaparecido en los primeros días de revueltas y su padre había salido en la segunda lista de muertos por ataques bélicos.

El panorama no era anda alentador, ya que los jefes de nuestro gobierno no hacían nada por seguir las negociaciones; en Europa la cosa no pintaba tan bien, los países árabes y las principales potencias habían firmado una alianza en el inicio de la guerra pero China y Japón le había dado su apoyo a Estados Unidos desde el comienzo derribando a Rusia en los primeros meses de guerra, Reino Unido tenía  la mitad de sus tropas apoyando a Alemania y eso dificultaba el avance de los Chinos que habían avanzado por Rusia sin problemas a pesar de los ataques árabes y los Estados Unidos habían doblegado a Portugal, España, Francia y la mayor parte de África, los europeos caerían en cuestión de semanas. Por su parte, América Latina se encontraba neutral desde un comienzo pero sus ciudades también habían sido atacadas para evitar que Estados Unidos utilizará esos territorios, sólo había logrado conquistar Canadá, México y Centroamérica, Reino Unido había planeado atacar del sur al norte iniciando con ataques submarinos y aéreos a los países de Centroamérica y habían destruido sus principales ciudades dejándolos incomunicados; Irak anunció una semana después de la muerte de mi madre  que comenzarían a utilizar las armas nucleares pues el gobierno Estadounidense había suspendido las actividades de negociación, el primer impacto sería en Second Military District, antes llamada el Distrito Federal. Además se habían liberado tres virus de enfermedades mortales, aunque Reino Unido, Francia y E.U.A. habían desarrollado vacunas estas sólo se usaron en militares y los virus cobraron más de 500 mil millones de vidas inocentes, en Sudamérica  se calculaba apenas quedaban unas 70 mil personas escondidas y la cifra descendía cada día.

En la habitación de Yurius había una pintura de un paisaje muy bonito: había arboles y pasto verde, unos pajaritos y una casa muy bonita, aunque el cielo era raro porque era azul y el sol se veía amarillo y no anaranjado como debe ser. Tosí muchas veces cuando estaba en la cocina buscando algo que comer pero no había nada, ni  siquiera comida deshidratada y el agua estaba por terminarse.

— ¿Mihael?—me llamó mi amigo desde su cuarto—. Hoy tampoco ha venido mi madre ¿verdad?

—Ya verás que regresará—dije para consolarlo, él estaba parado justo en la entrada de su cuarto.

—Eso es mentira—me miró a los ojos—. Ya no hay comida, ni agua, el generador de oxigeno no funciona, las comunicaciones se han caído ayer ¿qué vamos a hacer?—me miró con sus ojos aguados—. Moriremos ¿verdad?

— ¡Nada de eso! Ven acá—lo tomé entre mis brazos y lo abracé—, todo estará bien.

Kenny, la hermanita de Yurius estaba muy enferma y siempre tosía, al parecer la falta de aire limpió le afectaba más que a nosotros. Entre los dos, mi amigo y yo, decidimos que iríamos a la casa de su abuela, vivía a unos 80 km de la ciudad pero el aire era más limpio y su generador de oxigeno si funcionaba aunque el viaje sería muy difícil. La ciudad tenía un bloqueo que la rodeaba para no permitir la salida de ningún civil, ya que entre más personas inocentes hubiera más se dentarían a pensar los iraquís para lanzar el misil nuclear. Éramos los peones de ese juego de ajedrez.

Gracias a los últimos ataques aéreos y a los terremotos del último mes algunos sensores de calor y movimiento del bloqueo habían quedado inutilizados y sería por ahí donde pasaríamos. Kenny era una niña pequeña y entendida, cuando le dijimos que no hiciera ni un ruido y que se moviera con cuidado lo entendió a precisión. Hicimos unos tunes por debajo de la cerca electrificada y salimos de la ciudad, pero venía la parte complicada y era viajar hasta la casa de la abuela de mi amigo.

Por el camino nos encontramos a varios tipos que quisieron quitarnos nuestras pertenencias y lograron hacerse con la poca agua que teníamos y mi respirador, que era un aparato que se usaba en la nariz para limpiar el aire, Yurius y yo nos turnábamos el suyo. Dormíamos en donde podíamos y al parecer yo pesqué alguna enfermedad por ahí porque en los días siguientes mi fuerza se vio disminuida y vomitaba mucho, el cielo cambiaba un poco de color a medida que avanzábamos y eso era una buena señal. En el quinto día de caminata nos tocó un ataque aéreo y una bomba cayó a poco más de quinientos metros de nosotros, pero ya había sido hora de que algo malo nos pasara porque no todo sería color de rosa.

La casa de los abuelos de mis acompañantes estaba cerca de un antiguo rio, que ya estaba demasiado contaminado pero gracias a la procesadora se lograba sacar un poco de agua limpia. Llegamos en la madrugada y la señora Halley nos recibió encantada. Yurius y yo nos metimos al cuarto de baño y comenzamos a bañarnos, según mi madre cuando ella era joven la gente se bañaba con chorros de agua pero como ésta cada vez se había agotado más terminamos bañándonos con mantas impregnadas de un químico que quitaba las toxinas de la piel y la suciedad y el cabello se lavaba con un poco de varkix que dejaba el cabello limpio y sedoso. Mientras pasaba la toalla por el cuello de Yurius me acerqué y bese su mejilla, luego su cuello y dejé un último beso en su hombro, él se giró y me agarró por mi cuello besando mis labios, nuestros cuerpos desnudos se tocaron y yo lo alejé de mi.

—No hay que demorar mucho—dije evitando que él mirara mis ojos.

— ¿Por qué nunca me dejas seguir Mihael?—me dijo buscando mi mirada.


Lo cierto es que con Yurius jamás había llegado más lejos que los besos y no era porque no me gustara, si no que con él me sentía raro, sentía cosas diferentes a los otros con los que había tenido relaciones sexuales, tanto hombres como mujeres. Él había cumplido los diez años cinco meses atrás y aún no había tenido relaciones sexuales, cuando lo normal era comenzar a los nueve años, pero Yurius era un chico diferente y por eso me gustaba.

—Se la meterías incluso a Kenny ¿por qué a mí no?—dijo dolido.

—A Kenny aun le faltan muchos años Yuri, no hagas más berrinches tontos—me puse el varkis en el cabello corto y salí del cuarto de baño.

En nuestra habitación Kenny dormía ya, era una niña bonita. Sus ojos eran de un gris rosáceo muy hermoso y su cabello corto y blanco la hacía ver cómo ¿un ángel? Así era como mamá llamaba a unos dibujos de personas con alas que eran muy hermosos, pero Kenny era una niña de apenas cinco años y no era para nada mi tipo ¿cómo pretendía Yurius yo tuviera relaciones con su hermana si aún no se desarrollaba por completo?

La señora Halley era una abuela relativamente joven, había tenido a la mamá de mi amigo a los 18 años y ahora contaba con casi 45 años de edad, vieja si le comparábamos con mi abuela que había tenido a mi padre a los 15 y se había muerto a los 28, pero en aquel tiempo contaría con apenas 40 años; ella dormía muy temprano y yo salí un poco a caminar, cuando regresé Yurius me esperaba en la entrada de la casa.

—Oye, siento lo de hace rato—le dije y lo guié hasta la casa.

—Sí, ya sé que no te gusto—me dolía verlo así.

—Tú eres hermoso—besé sus labios de la forma más dulce posible.

—Sí es así quiero que lo hagamos—me sentenció.

—No es necesario que te meta mi pene en tu recto para que sepas que me gustas—me molestaba que no me comprendiera.

— ¿No?—musitó molesto para sí mismo.

—Es difícil explicarlo ¿sabes? Muy difícil—lo abracé por la cintura y le susurré al oído—, te quiero para mucho más.

Supe que eso lo desencajaría al instante, el amor no existía para nadie en ese mundo, era sólo un estúpido mito de las sociedades antiguas. En nuestro mundo las mujeres procreaban a un hijo o hija con un ser que fuera el indicado genéticamente y lo criaban hasta que cumpliera los doce años, edad en que viviría sólo y a los quince años formaría su propia “familia” esto porque la crianza en masas sin padres no había funcionado. En el caso de las parejas del mismo sexo sólo se buscaba el beneficio del placer sexual y si se quería tener descendencia se debía ir a un centro de asistencia para la procreación asistida.

—Mihael yo…

—Cállate y vete a dormir—no me gustaba llorar, no me gustaba sufrir ¿para qué hacerlo? No dejaría de doler porque yo llorara.

Yurius me obedeció automáticamente y yo le seguí a nuestra habitación. Mañana sería otro día y posiblemente el mundo no existiera cuando me despertara.

Había explosiones por todas partes y luego hubo calma, pero entonces un grupo armado irrumpió en la casa y atraparon a la abuela de Yurius, le preguntaron algunas cosas y luego la mataron de una forma brutal. Nosotros nos quedamos congelados ante la escena que presenciamos desde la segunda planta, Yurius me tomó de la mano y me jaló hasta llegar a una ventana que daba al jardín de la casa, caímos y él se torció el tobillo.

— ¿Y Kenan?—pregunté alarmado.

—No lo sé—dijo muy quedito y mi desesperación aumentó.

— ¡¿Planeas abandonarla?!—mis ojos azules demostraban mi coraje. Era su hermana, pocos tenían el privilegio de tener un hermano o hermana.

—No podemos salvarla, discúlpame por querer vivir un poco más.

Corrí dentro de la casa y vi a tres tipos dentro de ella, dos estaban desnudos y acariciaban el cuerpo sin ropa de Kenny, la ira en mi aumentó. Me disponía a avanzar cuando Yurius me tomó de la mano, lo miré y el estaba llorando.

—Vámonos—me suplicó en un susurro.

— ¿Piensas abandonar a tu hermana?—le pregunté con odio.

—Nos van a matar—replicó y aumentó la fuerza de su agarre.

—Y a ella si no la ayudamos.

—Ella ya está muerta Mihael—me dijo con el rostro lleno de lágrimas.

El suelo de la sala estaba manchado de sangre, a su abuela la habían matado en la cocina, el tipo que no participaba en la violación se masturbaba ante sus compañeros y los otros disfrutaban violando a la pobre niña que había dejado de existir. Me volteé a con Yurius y lo tomé de la mano para ayudarle a caminar lejos de la casa, en mi mente se repetían varias imágenes constantemente, había visto morir a muchas personas pero nada había sido tan perturbador como la hecho de necrofilia que acababa de presenciar.

Caminamos hasta el amanecer, hasta que nuestros cuerpos no podían más. MI cabeza estaba atestada de sangre, mi mundo era una mierda completamente y aún así tenía miedo de morir como lo habían hecho mis padres, los de Yurius, Kenan y su abuela y mucha más gente. Vomité tres veces durante el trayecto y llegamos a un pueblo desierto y un poco destruido, no había comida más que un pozo de agua poco saludable. Por la noche me acosté en el suelo a un costado de mi amigo, le examiné un momento mientras dormía y luego me dormí abrazado a él. Pasaba mucho tiempo mirando sus ojos tan oscuros como las sombras y qué decir de su suave cabello rubio aunque algunos mechones eran azules y blancos, su cabello era una mezcla de colores que llevaba bastante corto como todos en ese mundo. Yurius era un chico especial, su cabello tenía tres tonos de color y nadie más lo tenía así, al menos no conocía a ninguna; y sus ojos eran negros algo que era impropio de esa época pues las tonalidades como el café y el negro habían desaparecido varias generaciones atrás y la gama de colores de ojos variaba del gris al rosa, incluso había ojos color cielo o tan naranjas como él sol, los más feos eran los ojos azules como los míos. Él era hermoso y muy especial.

—Quizás te amo Yuri—le susurré al oído.

¿Amar? Eso era completa blasfemia, el amor no existía. Como todas las emociones el amor era más que una vil invención del pasado para tratar de dar color a la vida, era algo completamente eso de amar a alguien y desde hacía varios años había quedado claro que esa cosa no existía, sólo había placer físico. Un orgasmo y ya. El amor no existía ni siquiera el cariño, inclusive mi amistad con Yurius era vista mal, “no necesitas ser amigo de alguien, sólo háganlo y ya” me decía mi madre, pero eso no pasaría jamás. Todo era tan confuso. A la mañana siguiente desperté con sus ojos sobre mí.

— ¿Dormiste bien?—le pregunté.

—Si—me dijo y me abrazó.

Busqué sus labios y los abracé con los míos, era delicioso besarlo y sentirlo de esa forma. Mis manos ciñeron su cintura y profundicé aquel beso, metí mi lengua dentro de su boca haciendo finos movimientos que él seguía a plenitud.

—Te amo—le susurré al oído.

El se quedó como un hielo ante mis palabras. El miedo me invadió.

— ¿Cómo en las historias antiguas?—inquirió.

—Sí, así te amo—bese de nuevo a ese chico hermoso y él se afianzó a mi cuello de un momento a otro.

—Entonces yo también te amo—me dijo y luego devoró mis labios en un santiamén.

Me sentía tan bien con Yurius, además todo eso sería especial porque él nunca había estado con nadie y sólo me había besado a mí, por eso sus besos eran tan especiales para mí y buscaba siempre besarlo aún cuando Kenan entraba a la  habitación de su hermano y nos veía el uno sobre el otro dándose apasionados besos, aún frente a la niña seguía besándolo. Eran poco más de las once del día. Pero me detenía siempre para que no termináramos simplemente teniendo relaciones sexuales, ya que la idea de hacer el amor sonaba tan bien si pensaba en hacerlo con él. Nuestras manos buscaban el contacto y de deshacían de la ropa, queríamos amarnos como si el mundo no tuviera fin.

Por unos agujeros en las paredes de esa casa en ruinas se escabullía la luz del sol, tenía el cuerpo desnudo de mi mejor amigo bajo el mío friccionándose con mi propio cuerpo y haciendo que me excitara de una forma anormal. Froté mi miembro completamente erecto contra el de Yurius y le arranqué un gemido que me excitó aún más, luego le comencé a besar el pecho y bajé hasta llegar a su erección que rodeé con mis manos acariciándola, aunque después fueron sustituidas por mi boca. Hice que Yuri se incorporará más y él me comenzó a masturbar deliciosamente, me senté en su pene ante su entera sorpresa y .le susurré al oído mis motivos.

—Nadie ha tocado esa parte de mi cuerpo, tiene que ser la primera vez de ambos.

Sabía que el mundo acabaría más pronto de lo que pudiera querer y debía disfrutar el momento con Yuri, con la persona que amaba. Dejé de lado los recuerdos de la violación de Kenny que tanto me había atormentado y me concentre en sentir a Yurius, porque ambos estábamos unidos carnalmente y podíamos amarnos por completo en ese deteriorado lugar lejos de la guerra y de la muerte. Sólo quería amar a Yurius y que él me amara.

Ni siquiera había dilatado el ano cuando me había auto introducido la erección de Yurius, había sido de pronto y me había dolido demasiado, mi ¿novio? ¿Amante? ¿Amigo? Me miraba preocupado por el grito que había soltado.

— ¿Estás bien?—me preguntó y beso en el cuello.

—S-sí, sólo deja me acostumbro—le dije reteniendo las lagrimas

—No quiero que te este doliendo Miha—pasó su mano por mi pecho y me dio un escalofrió bastante agradable.

—A ti no te duele—ciertamente a Yurius debería estar muriéndose de ganas por comenzar a movernos.

Yurius pasó una de sus manos por mi cuello y me jaló para besarme mientras  utilizaba sus manos para proporcionarme placer. Poco a poco a medida que él me masturbaba y me besaba por donde podía el dolor disminuía para abrirle paso al placer.

Cuando la molestia era inferior comencé a moverme, era levantarme un poco y dejarme caer. En algún momento el glande de Yurius tocó algo dentro de mí que me hizo echar la cabeza atrás, seguí aumentando de ritmo y tratando de que Yuri volviera a tocar eso. Nuestros cuerpos comenzaron a sudar y nuestras respiraciones se oían cansadas, luego de un tiempo de cabalgar sobre mi amado se vino el orgasmo y con él la eyaculación, así que los espasmos que sufría mi cuerpo provocaron cierta estreches en mi recto que culminaron en la propia eyaculación de Yurius. Sentí como su semen llenaba mis entrañas y se sentía demasiado bien entonces apoyé mi frente en su hombro donde deposité un pequeño beso.

—Te amo—me dijo Yurius.

—Yo también te amo—le dije y volvimos a besarnos en la boca—. Si aún existiera la religión le rogaría a Dios porque nos salvara.

—Sí aún existiera Dios de nada valdría, sabemos que moriremos de cualquier forma—me hizo mirarle a los ojos y fue como conectarnos de nuevo—. Lo único que me hace feliz es que estés junto a mí y que me ames tanto como yo a ti, este momento y todos en los que me has amado hacen valer mi vida. Pero tengo miedo de perderte, morir y perderte.

 —Nuca me perderás porque yo soy tuyo, somos complementos—besé sus labios dulcemente.

Cinco minutos después todo se volvió negro.

En Irak se daba por terminado el plazo a E.U.A. para reanudar negociaciones, se cumpliría con la amenaza. El primer misil nuclear despegó y se impactó contra México en el tiempo planeado. A las 11:15 am el país quedó sin ningún habitante vivo.

1 comentario:

  1. OH JOOOOOOOODER!
    ESTO ESTO ES GENIAL,SABES QUE ME ENCANTA CUALQUIER COSA QUE ESCRIBAS PORQUE ERES UNA DE LAS MEJORES ESCRITORAS QUE CONOZCO (Si, parecerá que exagero pero para mi es de ese modo)

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