Bien. es viernes y hay capitulo de mi fan fiction... ahora, este capitulo es corto en comparación a los otros así que espero y no les "moleste". Va dedicado muy especialmente a mi querida Tere, pero como siempre a todas las personas que yo amo y quiero muchísimo (amigos y sisters). Disfrútenlo....
ADVERTENCIA: Contenido homosexual, son Bill y Tom así que si no te agrada el incesto NO LEAS!
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Las verdades menos esperadas,
Más deseadas y anheladas
Dan un vuelco en tú corazón
Arrancándote mil suspiros.
Capitulo 6
Superando las barreras
Tom era completamente desesperante, quería golpearlo, primero me hacía llenarme de ilusiones con un baile maravilloso y después reiniciaba su absurdo distanciamiento, su hermana me decía que le diera tiempo pero yo no sabía si podría tener la paciencia suficiente. Yo pasaba las tardes en mi refugio, arreglándolo, detallándolo, y tratando de olvidar por un momento a ese estúpido del que me había enamorado, pero era muy difícil hacerlo.
Dos semanas después de la fiesta de halloween lo encontré en los columpios del parque, se miraba tan desdichado que me dolió como nunca, no quería que él estuviera mal, era como si me doliera el doble que a él. Me acerqué silenciosamente y sin que Tom lo advirtiera me acomodé en el columpio de al lado, lo miré detenidamente y le volteó para que cruzáramos la mirada, sus ojos se sintieron como puñaladas, en verdad estaba mal. Me mordí el labio y noté la sangre que corría de su piercing.
—Tu labio—mascullé.
—Sí…—agachó la mirada y comenzó a mecerse.
—Tom—me miró por el rabillo del ojo—. No me gusta verte mal—terminé mi frase apenas, las palabras dolían.
—Lo siento…—musitó quedo.
—No lo sientas—dije más alto—. Tú no tienes la culpa de nada.
—Sí, es que me había prometido que dejaría de hacer cosas que los lastimaran y me volvía a alejar—quería tomar su mano y decirle que todo estaría bien, pero no me atreví, tan sólo apreté mi mano.
—Tom ¿qué pasó?—pregunté por fin.
—Me di cuenta de algo que trataba de negarme, tengo miedo—dijo yo sentía una fuerte opresión en el pecho y una necesidad imperiosa de confortarlo—. Creo, no, más bien, sé que soy homosexual—dijo sin mirarme a los ojos.
—Tom…—me volteo a ver y yo sonreí cálidamente, me paré del columpió y me acomodé de cuclillas frente a él—. ¿De qué tienes miedo?
Deseé que el supiera lo feliz que me hacía que dijera eso, pero era guerra de emociones, por un lado la felicidad y por el otro tantas emociones como el dolor que era ver tan mal a Tom. Extendió su mano y rozó mi cabello.
—Del mundo—dijo y una lágrima solitaria rodó por sus ojos—. De ser un monstruo, de que las personas me rechacen, de que las personas que quiero de alejen de mi.
Su voz, sus palabras y su rostro me hacían sentir impotente—Yo nunca permitiré que eso pase—le dije y nos miramos a los ojos—. Ven, te llevo a tu casa.
—Gracias, por cierto te ves muy bien así, aunque el maquillaje a mí no me gusta, pero a ti se te ve bien.
Desde la fiesta me solía delinear los ojos y ponerme rímel, además de que comencé a usar un flequillo y me pintaba todo el tiempo con gel, y todo eso le gustaba a Tom, entonces a mí me gustó aún más.
Era en los momentos del ocaso cuando llegamos a su casa, toqué la puerta y su madre nos abrió y en seguida abrazó a Tom, al parecer el día anterior había ido a una fiesta y no había llegado a dormir, yo no me había enterado porque había ido a Magdeburgo con mis padres. La señora Grace le preguntó una y otra vez a Tom si no se había drogado o tomado y el lo negó siempre, lo que más me sorprendió fue enterarme que había estado en el parque toda la noche. Holy me miró angustiada y me llevó a la cocina para charlar un poco.
—Perdón por no avisarte pero tu celular mandaba al buzón—dijo ella recargada contra la pared.
—Es que lo olvidé.
—Gracias por encontrarlo—me dijo y sonrió débilmente.
—Me dijo que era gay.
— ¿Él o tú?—dijo sorprendida.
—Él.
—Dios santo… bueno ahora si no me puedes negar que tienes una oportunidad—dijo ella, siempre buscando aligerar la tensión. La madre de Tom entró a la cocina en ese momento.
—Tom quiere hablar contigo Bill, subió a su habitación—comencé a salir y ella me detuvo—. Gracia muchacho.
—No fue nada señora—ella sonrió.
Subí a la habitación y encontré a Tom dormido en su cama, con su cuerpo hacia un lado, me senté en el espació vació y me recargué contra la cabecera. Pasados algunos minutos comencé a acariciar sus rastas, una por una. Me gustaba como se veían recogidas y se lo hice saber en ese momento, pero cada vez que daba una caricia al cabello de Tom me acercaba más al mundo de los sueños, los parpados se volvieron pesados y en un momento determinado el sueño me venció.
Unos dedos fríos acariciaron mi mejilla y entonces yo quise despertar, primero un bostezo aún con los ojos cerrados y después abrirlos pausadamente, en primera instancia no sabía que era, pero conforme la imagen se fue aclarando me di cuenta de que lo que tenía en frente de mí era el rostro de Tom.
—Ho-hola—dijo nervioso y se apartó de mi vista.
—Hola—le contesté automáticamente.
—Te quedaste dormido—me dijo mirándome a los ojos.
Vi en su mirada esa ternura tan natural de él, sonreí y Tom también lo hizo pero vi algo parecido a un sonrojo en sus mejillas, entonces solté una risa débil impregnada de algo parecido al cariño. Tom se sentó en la cama recostando su espalda sobre la pared y con sus dedos jugueteaba vigilándolos con la mirada, de la misma forma en que yo lo hacía con él, al ver su rostro recordé como momentos antes había estado tan cerca a unos escasos centímetros de mi cara. Mordí mi labio y concentré mi mirar en los dedos de Tom.
— ¿Qué pasa?—pregunto él.
— ¿Qué pasa de qué?—regresé al pregunta.
—Ciento como si quisieras preguntar algo—contestó con señales de temor.
—No… bueno sí—nos miramos a los ojos—. ¿Qué pasó? ¿Por qué estabas en el parque?
—Bueno, eso es algo difícil para mí—echó la cabeza atrás—. Fue duro darme cuenta de lo que en verdad era…
Y silencio. Yo quería que el hablara, no sentía que fuera el momento de que yo lo hiciera. Silencio.
— ¿De tu orientación sexual?—pregunté en vista del mutismo de Tom.
—Sí, de eso. Siempre tiene que ser de la peor manera—abrí la boca y el siguió hablando—. Pareciera que me gusta sufrir.
Y de nuevo me veía imposibilitado para hablar, no sabía cómo.
—Tom—dije con la garganta seca—. Tú eres un chico genial y no lo eres menos porque te gusten los chicos, eso no es malo.
—Es raro, por no decir anormal—musitó con una mueca de melancolía.
—No lo es Tom y será mejor que te saques eso de la cabeza—expresé enérgico, soné casi como Holy.
—De acuerdo—sus ojos se cerraban continuamente y bostezaba de vez en cuando.
—Tom será mejor que te duermas un poco—le dije.
—Sí, hasta luego entonces—caminó hasta su lugar bajo las cobijas y yo me puse de pie.
—Hasta luego, descansa—caminé hacía la puerta.
Luego de cerrar la puerta estuve varios minutos recargado en la puerta con los ojos cerrados tratando de recordar su rostro cerca del mío, su respiración mezclada con la mía y sobre todo sus ojos. Me había sostenido la mirada, me había mirado y también había agachado la mirada, pero Tom lo hizo por vergüenza, eso lo confirmaba su leve sonrojo.
El lunes por la mañana me encontré con Tom en la parada de autobuses, primero nos saludamos, él nervioso como lo esperaba y yo tratándolo siempre igual para que no sintiera algún cambio en mi forma de hablarle que lo hiciera sentir mal consigo mismo. Hablamos un poco de música mientras llegaba Holy y aún después de que ella llegara nuestra platica fue eso, sólo nuestra. La hermana de Tom se había tomado en serio eso de ayudarme, provocaba situaciones para que Tom y yo estuviéramos solos el mayor tiempo posible y también me invitaba a comer una que otra vez. En la escuela solía estar con Andreas, Holy y una amiga suya llamada Emily, aunque no me agradaba tanto su forma de ser, también estaba Alice y Ernest, de nuestro grupo, me caían muy bien pero la mayoría del tiempo estaba con Tom, aunque Emily se entrometía en algunas de nuestras conversaciones. Aunque yo no era tan sociable si congeniaba con los chicos del grupo que nos juntábamos, pero Tom a pesar de que yo sabía que podía ser un chico más sociable se abstraía cuando había alguien más de Holy, Andreas y yo, así que siempre terminaba platicando sólo con él, no es que me molestara, de hecho amaba estar con él, ser su centro de atención, pero también quería que Tom tuviera más amigos.
Me senté junto a Tom en el autobús ese mismo lunes y todos los días que le siguieron, él se quitó el gorro de su enorme sudadera y sus rastas en una coleta se dejaron ver, las enormes rastas rubias recogidas provocaron en mí una emoción indescriptible, sonreí y hable al instante.
—Recogiste tus rastas—musité.
—Sí, creí que te gustaban así pero si quieres puedo…
—Están bien así—le corté.
Desde entonces, aún con el frio que hacía, el usaba sus rastas en una coleta, como lo había hecho en la fiesta de disfraces, sólo que en esa ocasión él había usado también un paliacate en la cabeza, casi en la frente.
La tarde de aquel día la dedique a arreglar algunos detalles de mi refugio o casa, Gustav me iba a llevar un viejo sillón que su madre había desechado y yo lo acepté sin dudarlo. Con el tiempo el refugio tomaba forma y eso mismo me impulsaba a continuar, también me daba fuerzas para creer que algún día Tom y yo seríamos algo más que amigos, aunque eso no estaba tan alejado de la realidad en aquellos momentos, el mayor impedimento era que Tom no aceptara o no fuera homosexual y eso estaba superado, lo que restaba era que yo lo hiciera funcionar, el problema era que no sabía cómo hacerlo.
La última semana de noviembre percibí un gran cambio en Tom, ya no hablaba con nadie que no fuera Andreas, Holy o yo, pero para mí fortuna cada día me dedicaba más su atención, así que en diversas ocasiones disfrute hacer que él se sonrojara cuando yo decía alguna cosa con ese objetivo. La primera vez que eso sucedió había ido a comer a la casa de los Kaulitz, la madre de Holy y Tom había estado presente, desde que la conocí me pareció una mujer encantadora y muy jovial, era tan dulce como sabía que Tom sería posiblemente. Después de la comida, casi en la noche, Tom me acompañó a mi casa, una platica amena hasta llegar.
—Bueno pues hasta mañana—le dije sonriendo.
—Sí, nos vemos mañana, que descanses—dijo él cortésmente.
Mordí mi labio y me acerqué a Tom y coloqué mis labios sobre su mejilla rosada por el frio, pero también por mi beso, su cuerpo se tensó y antes de que el contacto se diera el tragó saliva duramente. Mis labios acariciaron la suave piel de Tom provocando en mi un revoloteó de sensaciones, mis sentidos se agudizaron y cada milésima de segundo fue sentida a mayor intensidad, mientras una sensación abrazadora nacía en mi pecho y se extendía paso a paso. Me alejé de su ser y entonces capturé su imagen completamente encantadora en un recuerdo invaluable, sus mejillas completamente rojas, sus ojos expectantes, su boca ligeramente abierta y después como humedeció sus labios y su sonrisa cuando evadió mi mirada. A continuación, su hermosa voz diciendo un hasta mañana Bill y mi respuesta claramente feliz.
—Hasta mañana Tom.
TE QUIERO,TE QUIERO,TE QUIERO,TE QUIERO,TE QUIERO ¿YA TE HE DICHO QUE TE QUIERO? *.* Me lo dedicaastee *.* eres un amoooor (L) Me alegraste la asquerosa tarde <3
ResponderEliminarMorí con el final awwwwwwwww (¡CURSILADAAA!)Tom tan..UKE xD
Me los como ajfiwdhfjsdk *.* Me encantó y a mi no me ha molestado que fuera más corto porque el capítulo está dmp, me ha encantado!!!
Y...ya sabes que te quiero <3