lunes, 28 de noviembre de 2011

Lazos rojos— Capítulo 8

Puff por fin el siguiente capítulo de Lazos rojos...debo decir que casi terminé este capítulo el domingo porque hasta el viernes me libré de hacer trabajos, pero ¡por fin el semestre terminó! XDDD vale, que les traigo el cap y debo dejar una advertencia...joder que esto es demasiado WTF?!! Lo leo y me digo "Mi'ja que demonios te fumaste?" Pero no me gusta fumar así que no pude haberlo hecho...por otro lado...debo culpar a Markus, él tiene la culpa...mátenlo a él ¿? Vale que me proyecto demasiado y mi subconsciente le ganó al consciente o no sé...el caso es que cuando menos acordé ya había escrito lo que escribí y me pregunto ¿cómo fui a escribir eso? Y mi ser no me da explicaciones...¬¬ lo intento cambiar y no entran las ideas...así que dije "quizás eso es lo que tenga que ser" y es que a veces mis personajes me manejan a mí, mal hecho señoritos!!! debe ser al revés... ok comienzo a sonar como una desquiciada que necesita una rápida intervención psiquiátrica...quizás es culpa de las dos tazas de chocolate que me he tomado, porque por si no lo saben el chocolate tiene en mí un efecto casi como de droga...wait cómo sé como es el efecto de la droga si nunca la he probado...ok dejemos de lado eso...digamos que tengo un lapsus de hiperactividad que combinado con el frió es fatal...y mejor me callo...o dejo de escribir?? antes de que diga más tonteras.

PD: Aún no hago quien es Nirvana!!! es imperdonable lo sé....pero es que no hallo un personaje de animé que se adapte a lo que quiero T_T

ADVERTENCIA: acá las parejas son de hombres y si no te gusta no lo leas ¬¬ tiene cosas "sangrientas" ...si como no ¬¬ ni que fuera destino final 1, 2, 3 o 4 xDDDD y sobre todo hay gaydad a lo menso...así que lo lees bajo tu riesgo...ah sí, si te enamoras de Markus como Lupis o Yani o yo te jodiste porque MARKUS ES DE BERNARD! ok ya...lo siento...sólo...lean y ya...o no?...si no quieren no?....mierda estoy peor que cuando tomaba ¬¬
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Entonces corro, me escondo y lloro a mi mismo
Comienzo de nuevo con un nuevo nombre
Y ojos que ven en el infinito
Estaba casi allí
Justo un momento lejos de ser poco claro
Alguna vez sientes que te has ido
Entonces corro, me escondo y lloro a mi mismo
Comienzo de nuevo con un nuevo nombre
Y ojos que ven en el infinito
Capricorn // 30 Seconds to Mars




Capítulo 8
El corazón bajo la máscara


Las delgadas hebras de un color café que lograba rozar los límites de un tono dorado  se mecían con singular ritmo, causado por un par de dedos juguetones, que siempre era desplazado cuando  una fuente ventisca que lograba colarse a través de la ventana pues Skandar tenía calor y por eso Jared había accedido a abrirla mientras él se refugiaba de los rayos del sol bajo las cobijas junto con su adorado humano. Ahí, el vampiro aprovechaba para acariciar las tersas mejillas de su adolescente, haciendo que su pulgar hiciera algunos movimientos circulares a la vez que  las yemas de su dedo índice y medio jugueteaban con la barbilla del chico.

—Ya casi anochece ¿no?—preguntó el pequeño despertando gracias a las pequeñas caricias que le otorgaba.

—En unas horas—le contestó el vampiro acariciando con su aliento la oreja.

— ¿Me cuentas una historia?—preguntó el pequeño acercándose más al pecho de Jared.

—Claro, ¿de qué la prefieres?—consultó el mayor mientras se incorporaba un poco.

—No sé, algo diferente—dijo el pequeño al tiempo que usaba sus manos para acercarse al torso de su acompañante—. Que no sea de amor, no de mentiras y tampoco de venganza.

—Eso es difícil—contestó Jared y el otro muchacho sonrió—, casi todas las historias que me sé son de amor, por no decir que son todas.

—Ha de haber una que no lo sea—dijo Skandar en tono juguetón.

—Bien…—musitó el castaño mirando a los ojos azules que se le presentaban, unos ojos que se le antojaban demasiado cautivantes, tanto que podía perderse por toda la eternidad en ellos—. Hace muchos, muchos años—dijo captando la atención del chiquillo, quien de inmediato sonrió y sus ojos brillaron por la emoción que le producía tener lo que había pedido—, hubo un rey muy justo que supo administrar muy bien su reino, así que cuando murió Dios lo llamó a su lado…

— ¿Existe Dios?—preguntó el muchacho interrumpiendo a Jared.

— ¿Tú crees que existe?—replicó el mayor.

—No sé…

—Yo mucho menos pequeño, pero si existen los demonios debe existir su contraparte ¿no?

—Supongo, bueno ¿y qué pasó con el Rey que se murió?—dijo Skandar retomando el interés por la historia.

—El Rey fue llamado por Dios para que le ayudara en una difícil tarea. Le dijo que habiendo sido tan justo en sus actos en la Tierra, le encomendaría el cuidado de la vida y la muerte de los humanos—dijo el castaño viendo como el menor se sentaba a su lado con las rodillas pegadas al pecho—. Luego le ofreció un trono y alrededor del mismo se extendían millares de velas, algunas recién encendidas y otras casi apagadas—entonces el pequeño de ojos azules se imaginó lo relatado por su amado vampiro.

—Debe ser bello poder ver tantas velas encendidas—musitó Skandar.

—Un espectáculo de luces—dijo Jared acercándose al menor—, pero nunca más espectacular que ver el brillo de tus ojos—y dicho eso besó cada uno de los parpados del chico.

No era nada descabellado esperar una reacción como la de Skandar, el cual se sintió completamente avergonzado de esa muestra de cariño y un color carmín tiñó sus mejillas casi al instante en que había bajado su vista para no tener contacto visual con Jared.

—Cada vela que acababa de encenderse era una nueva vida y cada llama que estaba a punto de  extinguirse significaba una vida que tenía que terminar, y él, el Rey, debía ir a la Tierra para recoger sus almas. De esa forma nació la muerte.

Skandar no respondió, apenas había entendido el final de aquella historia, pues aún los besos que Jared le regalaba, aunque fueran en la mejilla, tenían un gran efecto en su persona.

En la habitación contigua, Bernard descansaba sobre la cama, tenía apoyada cabeza sobre el dorso de su brazo derecho mientras que el izquierdo descansaba sobre su torso. El vampiro de cabellos negros mantenía su mirada directamente en el techo dibujando con ella la silueta de su compañero de habitación, quien se encontraba sumergido en la bañera.

—Ese idiota se tarda—susurró fastidiado.

¿Cuánto llevaba bañándose? ¿Una hora? Quizás más.

—Vas a arrugarte como una pasa—dijo Bernard desde la entrada del baño.

— ¡¿Qué demonios haces aquí?!—gritó el rubio abriendo de golpe sus ojos apenas escuchó la voz de su compañero— ¡Lárgate maldito pervertido!—dijo cubriéndose su miembro con las manos.

—Markus no seas tonto—dijo tranquilamente el otro sin inmutarse por los gritos que le proferían—, te he visto ya muchas veces desnudo, te he tocado hasta el último rincón de tu cuerpo—el rubio se sonrojó—. ¿Qué más da si te veo en la tina?

— ¡Lo que sea! ¡Tú te largas ahora mismo!—gritó el aludido visiblemente molesto— ¡No quiero que me veas!

—No tienes idea de cuánto me pone esto—dijo Bernard al oído del otro luego de escabullirse a la tina en apenas una fracción de segundo.

— ¿Q-qué…?—jadeo el otro.

Por fin...Vacaciones!!!

Hace mucho, demasiado tiempo diría yo, que no escribo nada para mi blog. Soy una desobligada. Justo mañana iré a la escuela a recoger calificaciones y termino el semestre, he de decir que estoy muerta de miedo, no literalmente. Me falta un semestre para iniciar la universidad y justo en febrero comienzan las pre-inscripciones en la mayoría de las Universidades....pufff me da pavor.

Ni siquiera sé que estudiaré, hasta hace poco creía que estudiaría medicina pero he declinado esa idea, es decir, ¿yo? ¿de médico? No gracias, creo que no sé tratar a las personas y el ser un médico, o doctor como quieran llamarlo, implica un contacto directo con la gente y sé que no lograría hacerlo, soy demasiado introvertida. Así que de momento creo que estudiaré Químico Farmaco Biologo...pufff amo laboratorio...es añkfblhf bdls xDD....en fin, debo ir a ver la comida así que de momento es todo @.@...bye ¿?

domingo, 13 de noviembre de 2011

Lazos rojos—Capítulo 7


Ambos podíamos ver muy claro,
que el inevitable final estaba cerca.
Hicimos nuestra elección, la prueba de fuego,
la batalla es la única manera de sentirse vivo.
Alibi // 30 seconds  to mars

Capítulo 7
Derrumbarse para renacer

El líquido rojo que emanaba la de la carótida y corría a través de ambas manos caía sobre el suelo formando un pequeño charco de sangre. La sangre del vampiro se mezclaba con la del cazador, pues éste último había sido herido en brazos y piernas y también tenía una herida cerca del estómago. Por su parte, el vampiro tenía el cuello casi separado de su cabeza, un brazo yacía inmovilizado a unos cinco metros de todo el cuerpo; las dos piernas tenían  una bala que les negaba el movimiento y en el estomago una katana negra que le atravesó el cuerpo.

—Séllalo—le dijo Hannibal a Nirvana.

Entonces la líder del grupo de caza vampiros, con el ojos cerrados, pinchó el dedo índice de su mano derecha y con la sangre que salió formó un carácter de escritura japonesa, mismo que se volvió negro apenas la mujer susurró un par de palabras. Justo en el momento en que abrió los ojos el cuerpo del vampiro ardió en llamas.

—Lástima que sólo era uno—dijo Hannibal al tiempo que ponía sus manos entrelazadas por detrás de su cabeza.

—Nunca te comprenderé—le dijo la mujer y comenzó a caminar.

El fuego no dejó más que cenizas que la lluvia nocturna regó a lo largo de las praderas, Nirvana y Hannibal se habían encaminado al cuartel de Manchester por ser el más cercano y habían dejado atrás a otro vampiro abatido. Ese era su trabajo, acabar con esos demonios.

La mujer, de cabellos castaños igual que el muchacho, tenía apenas 20 años cuando se había unido a esa organización. Ella había nacido al sur de Inglaterra, justo en la frontera con Irlanda,  bajo el nombre de Elizabeth, era hija única y huérfana gracias a un borracho que asesino a su padre cuando ella apenas había cumplido los nueve años. Desde muy pequeña Elizabeth fue una chica inteligente y muy despierta, ayudaba siempre en los deberes de su casa y atendía perfectamente los deberes escolares, su mejor amigo era un sobrino de su tía Janet. Ese niño se llamaba James y cuando ambos cumplieron 17 años se comprometieron, se casarían un año después.

El día de su boda era un día que Nirvana jamás olvidaría. Había estado arreglándose desde la mañana, tenía el vestido de su madre y un hermoso tocado plateado con piedras cristalinas que con el sol brillaban de una forma muy atractiva, el maquillaje que su madre le había puesto era conservador pero resaltaba sus ojos al mismo tiempo que sus labios brillaban y resaltaban de todo el cuadro. La boda sería a la una de la tarde y después habría una pequeña comida.

Ella llegó a la iglesia junto con una de una de sus primas y su madre, al llegar a la iglesia se sorprendió de no encontrar a James ahí, no había rastros de él o de sus padres, pasó una media hora y no llegaban. Como mujer decidida que era, Elizabeth recogió el largo de su vestido y se encaminó a la casa de su futuro marido.

—Nada más que lo vea y me va a escuchar—mascullaba la chica luchando contra los talones y el concreto de la calle.

Entró en la casa, su madre se había quedado atrás muchas cuadras atrás. La puerta estaba entreabierta, dentro de la casa reinaba  un silencio extraño y por alguna razón Elizabeth tenía una rara sensación que le erizaba los bellos del cuerpo.

— ¡Jimmy!—gritó la chica—. James no estoy jugando—repitió la muchacha ahora con un tono de voz más modulado.

No obtuvo ninguna respuesta, entonces avanzó hasta la cocina y ahí encontró algo que nunca olvidaría. James estaba boca abajo tirado en medio de aquella habitación con un charco de sangre debajo de él, la sangre había salpicado las paredes y los aparatos que había en la cocina. La chica dobló su cuerpo al sentir como si la estuvieran apuñalando, el aire no parecía llegarle a los pulmones y el agua proveniente de sus ojos comenzó a surgir. Se arrastró con las rodillas hasta su novio y le dio la vuelta, el muchacho tenía los ojos abiertos mirando a la nada, la boca estaba también abierta y en el cuello tenía unas incisiones pequeñas cerca de la carótida  de las que ya no emanaba sangre, sino que ésta se estaba coagulando.

El grito de horror se quedó ahogado en su garganta junto con las ganas de reprimir las lagrimas, tan sólo se limitó a abrazar el cuerpo que yacía empapado en su propia sangre. Quería que todo aquello no fuera más que una terrible pesadilla, la cual se desvanecería en cualquier momento y ella tendría su vida como antes, pensaba que era sólo neblina que cubría sus sentidos y que si lograba concentrarse despertaría de la aterradora fantasía, pero también sentía como a medida que el tiempo transcurría el calor que emanaba del cuerpo de su amado disminuía sin remordimientos. Ya estaba muerto y nada lo volvería a la vida, pero eso era algo que Elizabeth no estaba en condiciones de aceptar o siquiera asimilar.

Alguien trato de separarla del cuerpo inerte que aferraba contra su pecho, pero ella continuaba ciñéndolo entre sus brazos mientras susurraba ligeras frases de desesperación y profundo amor que se perdían entre los sollozos y las pláticas de las personas  que la rodeaban.

—Hijita déjalo—le pidió su madre poniendo su mano sobre el hombro de la chica.

— ¡No!—le gritó la chica con una gran ira en la mirada y con fiereza en sus movimientos. Estrechando con más fuerza a James.