PD: Aún no hago quien es Nirvana!!! es imperdonable lo sé....pero es que no hallo un personaje de animé que se adapte a lo que quiero T_T
ADVERTENCIA: acá las parejas son de hombres y si no te gusta no lo leas ¬¬ tiene cosas "sangrientas" ...si como no ¬¬ ni que fuera destino final 1, 2, 3 o 4 xDDDD y sobre todo hay gaydad a lo menso...así que lo lees bajo tu riesgo...ah sí, si te enamoras de Markus como Lupis o Yani
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Entonces corro, me escondo y lloro a mi mismo
Comienzo de nuevo con un nuevo nombre
Y ojos que ven en el infinito
Estaba casi allí
Justo un momento lejos de ser poco claro
Alguna vez sientes que te has ido
Entonces corro, me escondo y lloro a mi mismo
Comienzo de nuevo con un nuevo nombre
Y ojos que ven en el infinito
Capricorn // 30 Seconds to Mars
Capítulo 8
El corazón bajo la máscara
Las delgadas
hebras de un color café que lograba rozar los límites de un tono dorado se mecían con singular ritmo, causado por un
par de dedos juguetones, que siempre era desplazado cuando una fuente ventisca que lograba colarse a
través de la ventana pues Skandar tenía calor y por eso Jared había accedido a
abrirla mientras él se refugiaba de los rayos del sol bajo las cobijas junto
con su adorado humano. Ahí, el vampiro aprovechaba para acariciar las tersas
mejillas de su adolescente, haciendo que su pulgar hiciera algunos movimientos
circulares a la vez que las yemas de su
dedo índice y medio jugueteaban con la barbilla del chico.
—Ya casi
anochece ¿no?—preguntó el pequeño despertando gracias a las pequeñas caricias
que le otorgaba.
—En unas
horas—le contestó el vampiro acariciando con su aliento la oreja.
— ¿Me
cuentas una historia?—preguntó el pequeño acercándose más al pecho de Jared.
—Claro, ¿de
qué la prefieres?—consultó el mayor mientras se incorporaba un poco.
—No sé, algo
diferente—dijo el pequeño al tiempo que usaba sus manos para acercarse al torso
de su acompañante—. Que no sea de amor, no de mentiras y tampoco de venganza.
—Eso es
difícil—contestó Jared y el otro muchacho sonrió—, casi todas las historias que
me sé son de amor, por no decir que son todas.
—Ha de haber
una que no lo sea—dijo Skandar en tono juguetón.
—Bien…—musitó
el castaño mirando a los ojos azules que se le presentaban, unos ojos que se le
antojaban demasiado cautivantes, tanto que podía perderse por toda la eternidad
en ellos—. Hace muchos, muchos años—dijo captando la atención del chiquillo,
quien de inmediato sonrió y sus ojos brillaron por la emoción que le producía
tener lo que había pedido—, hubo un rey muy justo que supo administrar muy bien
su reino, así que cuando murió Dios lo llamó a su lado…
— ¿Existe
Dios?—preguntó el muchacho interrumpiendo a Jared.
— ¿Tú crees
que existe?—replicó el mayor.
—No sé…
—Yo mucho
menos pequeño, pero si existen los demonios debe existir su contraparte ¿no?
—Supongo,
bueno ¿y qué pasó con el Rey que se murió?—dijo Skandar retomando el interés
por la historia.
—El Rey fue
llamado por Dios para que le ayudara en una difícil tarea. Le dijo que habiendo
sido tan justo en sus actos en la Tierra, le encomendaría el cuidado de la vida
y la muerte de los humanos—dijo el castaño viendo como el menor se sentaba a su
lado con las rodillas pegadas al pecho—. Luego le ofreció un trono y alrededor
del mismo se extendían millares de velas, algunas recién encendidas y otras
casi apagadas—entonces el pequeño de ojos azules se imaginó lo relatado por su
amado vampiro.
—Debe ser
bello poder ver tantas velas encendidas—musitó Skandar.
—Un
espectáculo de luces—dijo Jared acercándose al menor—, pero nunca más
espectacular que ver el brillo de tus ojos—y dicho eso besó cada uno de los
parpados del chico.
No era nada
descabellado esperar una reacción como la de Skandar, el cual se sintió
completamente avergonzado de esa muestra de cariño y un color carmín tiñó sus
mejillas casi al instante en que había bajado su vista para no tener contacto
visual con Jared.
—Cada vela
que acababa de encenderse era una nueva vida y cada llama que estaba a punto
de extinguirse significaba una vida que
tenía que terminar, y él, el Rey, debía ir a la Tierra para recoger sus almas.
De esa forma nació la muerte.
Skandar no
respondió, apenas había entendido el final de aquella historia, pues aún los
besos que Jared le regalaba, aunque fueran en la mejilla, tenían un gran efecto
en su persona.
En la
habitación contigua, Bernard descansaba sobre la cama, tenía apoyada cabeza
sobre el dorso de su brazo derecho mientras que el izquierdo descansaba sobre
su torso. El vampiro de cabellos negros mantenía su mirada directamente en el
techo dibujando con ella la silueta de su compañero de habitación, quien se
encontraba sumergido en la bañera.
—Ese idiota
se tarda—susurró fastidiado.
¿Cuánto
llevaba bañándose? ¿Una hora? Quizás más.
—Vas a
arrugarte como una pasa—dijo Bernard desde la entrada del baño.
— ¡¿Qué
demonios haces aquí?!—gritó el rubio abriendo de golpe sus ojos apenas escuchó
la voz de su compañero— ¡Lárgate maldito pervertido!—dijo cubriéndose su
miembro con las manos.
—Markus no
seas tonto—dijo tranquilamente el otro sin inmutarse por los gritos que le
proferían—, te he visto ya muchas veces desnudo, te he tocado hasta el último
rincón de tu cuerpo—el rubio se sonrojó—. ¿Qué más da si te veo en la tina?
— ¡Lo que
sea! ¡Tú te largas ahora mismo!—gritó el aludido visiblemente molesto— ¡No
quiero que me veas!
—No tienes
idea de cuánto me pone esto—dijo Bernard al oído del otro luego de escabullirse
a la tina en apenas una fracción de segundo.
— ¿Q-qué…?—jadeo
el otro.