sábado, 12 de mayo de 2012

Mi hogar


Recuerdo cuando años atrás deseaba vivir en otro lugar, algo más bello y con más cosas a mi disposición, pero las cosas cambian y mi apreciación de las cosas también. Hay muchos lugares bellos en el mundo, pero ahora nada se iguala a este pueblo incrustado en medio de una meseta a más de dos mil metros sobre el nivel del mar; con esas lluvias, antes extrensas y ahora apenas destellantes, que mojan la tierra y hacen que el frío nazca desde el cielo; con sus grandes extenciones de pasto adornados con árboles, que en épocas frías se viste de blanco por las heladas anunciadas en el atardecer anterior, ese que pinta de rojo las nubes y que hace soñar con tan hermosa gama de rojos; y ni hablar de esa época del año cuando todo se ve amarillo, rosa y verde por las bellas flores que revisten cualquier lugar a donde se mira. Pero siempre amaré, más que lo anterior, la quietud que antes tanto criticaba.