Sin cultura, sin planeta
A un paso de la destrucción de nuestro hogar
Actualmente, vivimos en un planeta venido a menos, cuyo deterioro ambiental
recae en el ser humano y por el que al parecer no hacemos nada. Un ejemplo
simple, a la mayoría de nosotros jamás nos cruzó por la cabeza cuando éramos
niños que el agua se terminaría o que en lugares donde llovía tanto dejaría de
hacerlo; ahora es toda una realidad. Es por eso que a lo largo de este ensayo
me gustaría hablar acerca de cómo se ve el ser humano respecto a la naturaleza;
la cultura ecológica que es mínima o que más bien no existe.
El hombre ha tomado a la naturaleza como un suministro de recursos,
aislándose de ella y sin darle una verdadera importancia; tomamos los recursos,
los utilizamos y no nos preocupamos por devolverlos aunque sea en menor medida,
gracias a esto estamos terminando con la vida de nuestro planeta. Un claro
ejemplo de esto es la disminución de los bosques en el planeta, que según la Organización
Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) a
nivel mundial, se han convertido a otros usos o se han perdido 13 millones de
hectáreas de bosques anuales entre 2000 y 2010, además la FAO considera que en
ésta década –actual- habrá un incremento de cobertura forestal porque se tiene
en cuenta las plantaciones. Durante 2005-2010, la superficie de bosques
plantados aumentó en aproximadamente 5 millones de hectáreas por año. Sin
embargo, los bosques secundarios y las plantaciones que sustituyen a la
cubierta original son muy diferentes a los bosques primarios: una plantación no
es un bosque. La deforestación que hemos causado, ya sea para extraer recursos
o para crear espacios para la agricultura y la ganadería, ha alentado la
acumulación de gases de efecto invernadero, pues como recordamos las plantas
fotosintéticas transforman el bióxido de carbono en oxígeno durante la
fotosíntesis, pero al disminuir la cantidad de bosques también se ve mermado
este proceso biológico.
Pero no solamente se trata de la disminución de bosques o de la
acumulación de gases de efecto invernadero en la atmosfera, que provocan los
cambios climáticos y las alteraciones en las estaciones, sino también de otros
aspectos de vital importancia como lo son el agotamiento del agua que se puede
potabilizar o consumir y de los combustibles fósiles, así como la gran variedad
de especies que hemos orillado al abismo de la extinción. Todos los problemas
antes mencionados radican fundamentalmente en un problema que el ser humano prefiere
ignorar: nos creemos dueños del mundo. Desde mi punto de vista no somos más que
otra especie que habita este planeta, si bien tenemos la capacidad de razonar y
crear herramientas que facilitan nuestra vida, no somos dueños y señores del
planeta Tierra. Pero el problema es que la mayoría de nosotros vemos al planeta
como aquel que “debe” darnos lo que necesitamos, sin darnos cuenta que con
nuestras acciones lo dañamos y al hacerlo no estamos más que lastimando nuestro
propio hogar, ¿es tan difícil comprender que debemos cuidar el medio ambiente?
Al parecer sí.
Tiramos la basura en la calle; lavamos nuestro automóvil con la
manguera; no cerramos la llave del agua cuando nos estamos enjabonando durante
la ducha; utilizamos el automóvil para ir a la tienda de la esquina y evitamos
caminar; no reciclamos; no hacemos nada por nuestro ambiente. Claro que deben
encontrarse formas para solucionar lo que ya tenemos, pero no debemos olvidar
que nuestro descuido ha llevado a este punto a nuestra civilización. Desde mi
punto de vista lo que necesitamos es realmente formarnos una cultura ecológica,
misma que sólo se obtendrá mediante el ejemplo y la crianza que se llevará
desde pequeños, y en notros los jóvenes y adultos se tendrá que hacer un cambio
de consciencia, debemos razonar sobre los problemas que afrontamos y poner
nuestro granito de arena, pues aunque parezca poco logramos mucho con acciones
simples como no tirar basura en calles y carreteras, separar la basura y
reciclar, utilizar menos agua en nuestras actividades y no comprar carne o piel
de animales exóticos. ¿Qué necesitas para tomar conciencia?